Residencias. Jugoso negocio a costa de los ancianos.

Historias trágicas y tristes las que se pueden contar en las residencias de ancianos en España. Casi un 66 por ciento de los fallecidos por Covid19, han sido en éstas residencias. 

Se ha sabido que se trabajaba en condiciones precarias y sin insumos para poder hacer frente a la pandemia. Muchos ancianos han convivido por días con los muertos por coronavirus y no había quien los ayudase. 

Ahora me explico cómo pudo suceder esto, las residencias han sido un gran negocio, es un mercado en crecimiento que factura cerca de 4.500 millones de euros (datos DBK 2018) al año ya más del 90 por ciento son privadas. “Estas han recibido grandes inversiones en los últimos años del capital riesgo, han sido el flanco más vulnerable por un cóctel de circunstancias, como puso de manifiesto el Centro de Documentación y Estudios SiiS tras monitorizar las cifras de mortalidad en Europa.


El tamaño de las residencias, el diseño arquitectónico (habitaciones individuales o dobles, espacios más o menos fáciles de aislar), la calidad de la atención (vinculada a la ratio de profesionales por número de internos, a su formación y los salarios), la adopción de medidas rápidas y oportunas por parte de cada centro, su capacidad para comprar equipos de protección y test o su ubicación en territorios más o menos expuestos al virus fueron elementos que jugaron a favor o en contra de cada residencia.



El sector, que hasta hace dos meses vivía un enorme boom de inversión por su interesante rentabilidad, ahora hace todo lo posible para restar importancia a los beneficios. El lema que repiten todos los ejecutivos consultados de grupos privados para defenderse de las críticas es el mismo: “No curamos, cuidamos””. (María Fernández, El País Negocios, 3 de mayo 2020) 

La revista mexicana Proceso del 23 de mayo de 2020, publicó que la pandemia destapó en España otro problema: el de las residencias. La falta de una adecuada supervisión de las autoridades ha dejado la puerta abierta a las deficiencias de la gestión privada que, en cambio, recibe grandes beneficios. Estas sociedades de inversión y grandes grupos tienen como común denominador la precarización de los servicios que ofrecen en sus centros, malas condiciones laborales y una continua falta de insumos para la atención de los mayores. 





Las víctimas y la población española merece una explicación, para que su dolor sea menos, cientos de familias que no han podido despedirse y sin ni siquiera saber si realmente en el ataúd estaba su ser querido. No se vale que los responsables eludan su culpa, si tuvieran un poquito de vergüenza, pedirían perdón públicamente e indemnizarían a las familias, pero como son sinvergüenzas hacen esto: “La empresa, Clece, perteneciente al Grupo ACS, ha reclamado a las administraciones públicas 7,2 millones de euros para reequilibrar económicamente a los centros de mayores porque han tenido gastos imprevistos por la crisis del Covid19”. Cosa que tendremos que pagar con nuestros impuestos a este señor que hace sus negocios en un palco de fútbol.